©Héctor Linares
Heriberto Beltrán recuerda los cánticos en el autobús antes de los juegos y la charla con Hugo Sánchez.
Ángel Coca González, el descubridor de Cuauhtémoc Blanco, quedó fascinado con el pequeño de 11 años que le marcó cuatro goles a su equipo en un partido en el Deportivo Los Galeana. El entrenador invitó a jugar al temible delantero y desde entonces Heriberto Beltrán se convirtió en El Anelka por su parecido con el jugador francés. Hace 15 años fue parte del brillante equipo juvenil, que se proclamó campeón del mundo.
Giovani dos Santos, Carlos Vela, Efraín Juárez y César Villaluz fueron de los principales protagonistas de aquel 2 de octubre de 2005, que no se olvida. Pero hubo otros héroes, que también fueron parte del exitoso proceso de Jesús Ramírez.
“Yo sólo jugé como 35 minutos en el partido frente a Turquía, pero es algo que nunca voy a olvidar”, expresó El Anelka Beltrán, ahora alejado del futbol profesional y que su mejor juego lo da en su negocio de gorras y camisetas en Mexicali.
Para quedar seleccionado entre los mejores 20 mexicanos que formaron el representativo, fue un largo proceso en el que muchos se quedaron en el camino, uno de ellos fue Javier Chicharito Hernández.
El Anelka, quien había sido parte de selecciones juveniles desde la Sub-15, se vio obligado a parar por año y medio debido a una lesión que estuvo a punto de hacerle perder algo mucho más valioso que una convocatoria al Mundial.
“En un partido en las fuerzas básicas del Pachuca me dieron un codazo en el ojo y me dañaron la córnea. Me dijeron que pude haber perdido la vista. Pero el Club Pachuca me apoyó y me hicieron un trasplante de córnea”.
El proceso de recuperación fue largo y doloroso. Sintió que se despedía del Mundial.
“Le agradezco a Jesús Ramírez, quien siempre me contempló para la selección.
“A unas semanas del Mundial, fue Carlos Truco, del Pachuca, quien me dio la noticia de que había sido seleccionado. Me puse a llorar de felicidad y marqué a mis papás.
“Fueron mis ganas y los cuidados que llevé diario lo que al final me recompensaron. Me colé como la humedad a esa convocatoria”, expresa con emoción.
Heriberto Beltrán recuerda que la Copa del Mundo la disfrutaron como los niños que eran.
“Había bromas, juegos e incluso peleas, pero siempre se guardaba un respeto entre todos, sin llegar a ofendernos”.
El compañero de cuarto de Enrique Esqueda en esa Copa del Mundo, recuerda en especial a dos de los seleccionados.
“Con César Villaluz me llevaba mucho. ¡Ah, ese chaparrito era muy maldoso! Omar Esparza siempre con la sonrisa y su buen humor”.
De todos los secretos que ayudaron a este equipo a levantar la Copa del Mundo los tiene bien presentes.
“La mentalidad que nos inculcó Jesús Ramírez fue clave. Él siempre estaba al pendiente, incluso durante el proceso, cuando no había concentraciones, nos hablaba.
“Durante el Mundial, cuando despertabas, te encontrabas con frases motivacionales de personajes como Napoleón o Miguel Ángel. Nos invitaba de alguna manera a despertar el placer por la lectura y eso nos ayudó mucho.
“En ese tiempo no había redes sociales, nos entreníamos jugando ping-pong o lo que tuvieramos al alcance”.
En los recorridos para el estadio, antes de cada partido, implementaron una rutina especial.
“En el autobús íbamos cantando y brincando al estilo de las barras, eso nos ayudaba mucho a combatir la ansiedad que hay antes de cada partido y llegábamos sin presión”. (iM-rrc)